Iván Flóres y el “Año del Quiebre”
A TÍTULO PERSONAL
Por: Lic. José Carlos Apaza Alemán
El ex Alcalde de Ácora, hoy conductor de la provincia de Puno, también está en deuda con la población puneña. Su gestión está muy por debajo de los índices de aprobación ciudadana, ni siquiera haberse “salvado” de la revocatoria le permite creer que está cumpliendo una labor regular o más, la percepción general es que su gobierno no tiene obras ni logros que mostrar.
Las obras por convenio con un programa del Ministerio de Trabajo, son vistas como obras del gobierno central y no como suyas, encima, algunas de ellas, mal ejecutadas. Su actuación en defensa del mega proyecto de las plantas de tratamiento y la lucha por el territorio –con Moquegua- y los recursos naturales –caso Paltiture- le dieron viada y oxígeno, pero este ya se está agotando. La población exige obras y no hay proyectos importantes en ejecución o que estén por ejecutarse, el PIA y el presupuesto participativo reflejan la falta de capacidad y creatividad de su equipo de asesores, gerentes y funcionarios. Es cierto que el presupuesto municipal, a nivel del país, ha sido disminuido y re-centralizado, pero también es evidente, que para “gestionar” recursos del gobierno central y sus ministerios, no hay proyectos a la mano, sino que los muestren.
Edgar Centeno Chavarría fue antes que un gerente eficiente, un buen “escudero”, Arturo Álvarez es un enigma. Hugo Zea y Arturo Vásquez tienen las credenciales para cualquier cargo, pero en la municipalidad parece que pasaron “sin pena ni gloria”, no dejaron huella, salvo que el alcalde los haya tenido de “adorno” y sus iniciativas las tenga en algún rincón de su despacho.
Como fuese, Iván Flóres tampoco tiene un equipo solvente, salvo contadas excepciones que ni siquiera llegan a completar los dedos de una mano. Lo peor es que parece no tener brújula ni horizonte, menos asesores que le hagan ver la realidad, tiene a su alrededor, un grupo de personas que le hacen creer que está haciendo una buena gestión –el clásico error de los entornos- que luego terminan provocando fracasos y más fracasos.
A Flóres ya no se le puede revocar, solo vacar, previa sentencia judicial, y esa parece, una lejana posibilidad aún; tampoco se le puede expulsar por ser un alcalde proveniente del sector rural, como lo desea afiebradamente un grupo de despistados, no, lo que nos queda a los ciudadanos responsables de esta ciudad y provincia es, exigirle que convoque a profesionales independientes y capaces para apoyarlo en los dos últimos años de su gestión, con la suficiente inteligencia y solvencia para elaborar proyectos, sustentarlos y conseguir los presupuestos necesarios ante los organismos centrales del país y otras fuentes de financiamiento internacional.
Que sus viajes no sean improductivos, como parecen hasta ahora, el pueblo quiere ver resultados, no más promesas de gestiones y gestiones.
Este es el “año del quiebre” para Iván Flóres Quispe y eso quedará marcado en el primer trimestre, con las decisiones que tome, con las acciones y proyectos que encamine y los presupuestos que consiga.
Si no alcanza ese nivel de eficiencia, gestión y resultados, quedará marcado como otro político que llegó al poder y fracasó por culpa de su entorno, incompetencia e incapacidad. Así de simple.
Salvo Mejor Parecer.