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LA ELIMINACIÓN DE LA ALTERNANCIA DE GÉNERO EN LOS PROCESOS ELECTORALES EN EL PERÚ.

¿Una solución o un retroceso?

 

En los últimos años, Perú ha experimentado un avance importante en términos de representación política, impulsado por leyes que promueven la paridad de género en las listas electorales. Estas normativas, que buscan garantizar que tanto mujeres como hombres tengan igualdad de oportunidades para ocupar cargos públicos, han sido implementadas con la intención de corregir desigualdades históricas en la participación política. Sin embargo, la reciente experiencia electoral en el país ha planteado dudas sobre la efectividad de estas leyes, ya que algunos sectores consideran que se están eligiendo candidatas solo para cumplir con la ley, sin tener en cuenta si estas cumplen con los requisitos de capacidad y preparación para ejercer cargos de autoridad.

 

La pregunta que surge de este debate es: ¿es adecuado eliminar la alternancia de género en las listas electorales, o debería reformarse la ley para que se garantice la calidad de los candidatos y no solo el cumplimiento de una cuota de género? En este artículo, exploraremos las posibles consecuencias de eliminar la alternancia de género y plantearemos un enfoque alternativo centrado en la capacidad y los principios éticos de los candidatos.

 

En el Perú, la ley electoral establece que las listas de candidatos a cargos públicos deben alternar entre hombres y mujeres, con el objetivo de asegurar la participación política de las mujeres, que históricamente han estado subrepresentadas en los cargos de poder. Esta medida forma parte de un esfuerzo más amplio para promover la equidad de género en todos los ámbitos de la sociedad, y es vista por muchos como una herramienta necesaria para equilibrar el poder entre hombres y mujeres.

 

Sin embargo, a pesar de las buenas intenciones detrás de esta ley, se ha observado que en algunas ocasiones, las mujeres son incluidas en las listas electorales no por sus méritos o competencias, sino únicamente para cumplir con la cuota de género. Este fenómeno ha generado críticas, ya que algunas candidatas no tienen la preparación adecuada ni el perfil necesario para ocupar cargos públicos. A esto se le suman acusaciones de que ciertos grupos de feministas o activistas han aprovechado esta normativa para obtener ventajas políticas, sin necesariamente contribuir a una mejora significativa en la calidad de la representación política.

 

Eliminar la alternancia de género en las listas electorales podría tener diversas consecuencias, tanto positivas como negativas. Algunas de las principales implicancias de esta medida. Sería el.

 

1.- Retroceso en la representación de las mujeres. Uno de los principales riesgos de eliminar la alternancia de género es que se podría reducir la representación política de las mujeres. Aunque se argumenta que las mujeres deben ser elegidas por su capacidad y no solo por cumplir con una cuota, lo cierto es que, en un contexto social y político como el de Perú, las mujeres continúan enfrentando barreras estructurales que dificultan su acceso a cargos públicos. La paridad de género en las listas es un mecanismo que busca corregir esas desigualdades y darles a las mujeres la oportunidad de participar en la toma de decisiones. Si se elimina esta medida sin establecer alternativas adecuadas, las mujeres podrían volver a quedar marginadas en el ámbito político.

 

  1. Perpetuación de prácticas clientelistas. La eliminación de la alternancia de género podría abrir la puerta a que los partidos políticos favorezcan a candidatos que no necesariamente sean los más capacitados, sino aquellos que cumplen con otros requisitos, como la popularidad o el apoyo de sectores de poder. En lugar de garantizar una representación equitativa, la falta de un mecanismo que impulse la inclusión de mujeres podría dar paso a la perpetuación de prácticas clientelistas y a la selección de candidatos que no tienen el perfil adecuado para ejercer cargos de

 

  1. Enfoque insuficiente en la capacitación y la capacidad. Es cierto que, en muchos casos, la implementación de la paridad de género ha llevado a la inclusión de candidatas sin una evaluación adecuada de su preparación o capacidad para gestionar los recursos públicos. Sin embargo, este no es un argumento suficiente para eliminar la alternancia de género, ya que el problema radica en la falta de capacitación y en los estándares de selección de candidatos, no en la medida en sí misma. El desafío radica en cómo mejorar la preparación de los candidatos, independientemente de su género, para asegurar que sean capaces de asumir cargos públicos con responsabilidad.

Una propuesta alternativa: Priorizar la capacidad y los principios éticos

 

En lugar de eliminar la alternancia de género, una solución más efectiva podría ser mejorar el sistema de selección de candidatos. La clave sería garantizar que, independientemente de su género, todos los candidatos cumplan con los siguientes criterios:

 

1.  Capacitación y conocimiento en gestión pública

 

No basta con ser mujer, hombre, joven o indígena para garantizar el éxito en una gestión pública. Es esencial que los candidatos conozcan el funcionamiento del aparato público, comprendan los principios de la gestión pública y tengan una base sólida en temas como la inversión pública, la administración de recursos y la toma de decisiones informadas. Los partidos políticos deben apostar por una mayor profesionalización de sus candidatos y por la implementación de programas de formación continua en gestión pública.

 

2.  Ética y principios morales

 

Es crucial que los candidatos cuenten con principios éticos sólidos, ya que la corrupción y la falta de transparencia son algunos de los principales desafíos en la política peruana. Los electores deben tener la garantía de que aquellos que ocupen cargos públicos lo harán con responsabilidad, transparencia y un compromiso genuino con el bienestar de la ciudadanía. Por lo tanto, los partidos deben priorizar la selección de candidatos con altos estándares éticos.

 

3.  Promoción de la igualdad sin cuotas rígidas

 

Si bien la alternancia de género ha sido un paso positivo en términos de inclusión, es importante que los partidos sigan promoviendo la igualdad de género, pero sin hacerla depender únicamente de cuotas rígidas. En lugar de centrarse en la obligación de incluir mujeres en las listas electorales, los partidos podrían trabajar para crear un entorno en el que tanto hombres como mujeres tengan las mismas oportunidades de ser elegidos en función de su capacidad y mérito.

 

En ese entender, eliminar la alternancia de género en los procesos electorales podría tener efectos contraproducentes, como la disminución de la representación femenina o el reforzamiento de prácticas clientelistas. Sin embargo, la ley tal como está planteada también tiene sus limitaciones, ya que no garantiza que las personas seleccionadas estén preparadas para ejercer cargos públicos de manera efectiva. La solución no está en eliminar la alternancia de género, sino en garantizar que todos los candidatos, independientemente de su género, tengan la capacidad, la ética y el conocimiento necesarios para gestionar el aparato público de manera responsable. Solo de esta manera se podrá avanzar hacia una política más equitativa y competente, en la que el éxito de una gestión no dependa de características personales, sino de la preparación y el compromiso con el bienestar colectivo.

 

Arturo Sanchez Justo

Arturo Sánchez Justo: Sociólogo, Abogado, Magíster en Relaciones Comunitarias y Resolución de Conflictos Sociales, Magíster en Gestión y Administración Educativa, Magíster en Derecho, Egresado del Doctorado en Derecho, Doctorado en Gestión Pública y Desarrollo Territorial. Su trayectoria incluye la docencia universitaria en pregrado y posgrado, así como diversos roles en la gestión pública y privada. Exfuncionario del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento, Ministerio del Interior, MIDIS, Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, subgerente de Seguridad Ciudadana, gerente de Servicios Públicos y Medio Ambiente. Además, ha coordinado varios programas y proyectos en múltiples ONGs. Actualmente, se desempeña como comisionado en la Defensoría del Pueblo en Lima.

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